MI
ÁNIMO
Vacío negro, cruel,
sensación de densa nada; ingrávida ánima que superlativa atraviesa cual saeta
mi cerebro remontando cimas de éter donde centauros arrogantes pisotean el
jirel de la conciencia.
En sus crines
rojizas por el tedio, se retuercen los sarcasmos de ojos atónitos y risas
huecas como un insulso balbuceo, por desmoronar una estructura ósea que se
aferra al fangal del morbo.
Improntas de pasos
vacilantes socavan un hastío de quimeras donde la arena del reloj falaz se
compacta en un segundo junto a un suspiro melancólico, para llegar a la meta
menos deseada.
A esa cripta
silente y entreabierta de donde surgimos y a la cual volveremos tras señalarnos
con su dedo pétreo como si fuera un aguijón letal.
* * *
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