sábado, 23 de marzo de 2019

Muchacha hecha madre


Muchacha hecha madre





Viendo  a esta muchacha  hecha  madre,
en medio de una civilización en la que parece
 no haber avanzado demasiado.
Donde  el movimiento imperioso del espíritu
 y cuerpo que rigen a esta edad soñolienta,
 abre las puertas casi roídas por la carcoma
y casi destruidas por la acción alternante
del sol, la lluvia y el viento.
 
En el éter, se oyen los peculiares cantos de los obreros
 ocupados en sus diversas labores;
 El murmullo rítmico de los martillos
de algunos talleres y los confusos
 y roncos rumores desprendidos de los telares,
mientras las negras y humeantes chimeneas
de las casas lanzan al aire perezosas volutas de humo.  


A su alrededor, un vasto pliegue de terreno ,
campos de cultivos con resplandores diversos
asombrosamente bien dispuestos
con cuidadoso metodismo, y donde el pueblo
trazado en la ladera de un volcán apagado,
deja a sus pies uno de los valles más deliciosos
que jamás se vieran, haciendo
al forastero que lo visita por primera vez 
retornar al periodo Mesozoico.
 
Campesinos de ásperas mejillas
 atezadas por los trabajos al aire libre,
exentos por completo de cretinismo,
supersticiosamente aferrados a su caserío al sol,
 entregándose de lleno a la ardua tarea
 de mejorar aquellos rincones mansos
 de tierra baldía y  abandonadas,
donde reposan las antiguas heridas
 de alguna revolución política.
* * *

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