Lejos
de los imperios del amor
Los
dardos del amor guardan silencio
Mientras
una lluvia de espadas se desploma
Sobre
las campiñas enamoradas
Donde
el delirio y la pasión
Agrandan
las orbes de este mundo.
Tal
vez, un baile de bulliciosa alegría
Permita
evocar unos versos improvisados,
Para
huir lejos del enojo que origina
La
pesadumbre sombría;
Pues
estoy desterrado de tu sombra,
Víctima
del mayor de los infortunios,
Intento
descorrer los visillos
Que
ocultan mi corazón
¡Quiera Dios, que pronto reciba tu cordial acogida!
Y
tu hontanar refresque el incendio de mis lágrimas.
En
esta ribera dorada
Se
desperezan losa corazones generosos,
Es
en esta apacible orilla solitaria
Donde
los débiles juncos se inclinan
Al paso de las orgullosas legiones del viento,
Mientras
la pensativa aurora hermosea
El
horizonte inyectando sus fulgores
En
los sombríos valles del recuerdo
Recordando
con meditación silenciosa
El
amor que huyó de nosotros
Despojados
ya de la rémora insensible de la juventud.
Asomados a los abismos sombríos,
Despojados
de los variados tesoros
Que
pacían libremente en los imperios del amor
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