domingo, 10 de marzo de 2019

Salida de un cuento de hadas



Salida de un cuento de hadas

 


Suspirando por tu amor

Me paso los días enteros

Con tu ternura y candor

Me regocijo en mis sueños.

Más es amor altruista

Y platónico a un tiempo,

Por sentir yo la desdicha

De quererte sin saberlo.

No chocaron las miradas

Más bien estas divergieron

Por temor me rechazaras

Con la frialdad del hielo.

¡Sí! Ahora sé cómo te llamas

Me lo dijo un compañero,

Que vive junto a tu casa

Para mí, Sagrado Templo.
 

Y sé el día que naciste,

Justo al renacer el alba,

Formando al sol un eclipse

Que duró dos horas largas.

El tiempo que duró el parto

De aquella tibia mañana,

Tu piel como el alabastro

Sigue de tersa y de blanca.

Y tu virginal pureza

Aún se refleja en tu cara,

Cara de diosa y princesa

Salida de un cuento de hadas.

No es de extrañar  que con flores

Te envuelvas ¡oh, linda joya!

Tienes muchos admiradores

Que codician tu corona.

Yo soy un pobre labriego

Me quiso Dios de esta forma,

Por eso, te veo muy lejos

En una encumbrada loma.

Donde merodean los buitres

Que se sacian de carroña,

Y con sus briosos envites

Emponzoñan lo que tocan.

Yo a ti mi amor venero

Pero sufro de la lástima,

De que otros con su dinero

Te coloquen las mortajas.

Si yo mi amor convirtiera

En guineas y doblones,

No habría en toda la tierra

Sultán con bienes mayores.

Más no creo busques fortuna

De esa que todo lo absorben,

Como moscas importunas

En días de fuertes calores.

Porque lo que necesitas

Es que a tu lado esté un hombre,

Compartiendo ambos la dicha

Y siempre llena de goces.

Alguien que te cuide y mime

Sin oír nunca un reproche,

Y la senda la ilumine

Para que Dios ponga el broche.

***

 

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