sábado, 16 de marzo de 2019

La fiebre del oro "Segunda parte" En busca del valle del amor



La fiebre del oro
"Segunda parte"
 
El sueño californiano se difundió por el resto del país y formó parte integral del Nuevo sueño americano.
La alta concentración de oro en California, y para mayor exactitud decir que fue por las inmediaciones de la Sierra Nevada, donde se llegaron a extraerse doce millones de onzas, equivalentes a trescientas setenta toneladas, fue el resultado de fuerzas que actuaron durante cientos de millones de años.
 Pues hace aproximadamente cuatrocientos millones de años, California yacía en el fondo del mar. Volcanes submarinos depositarían lava y minerales, incluyendo oro en los fondos marinos. Hace doscientos millones de años, las placas tectónicas empujaron el lecho marino por debajo de la masa continental norteamericana, y conforme ascendía el lecho marino se iba fundiendo,  el magma resultante subió hacia la superficie, enfriándose mientras iba subiendo. Cuando el magma se solidificaba, se formaron algunas venas de oro rodeadas de cuarzo, los minerales y rocas solidificadas resultantes emergieron en Sierra Nevada y se erosionaron exponiendo parte del oro  en la superficie. Las corrientes de agua se encargaron entonces de llevar oro cuesta abajo, y depositarlo en lechos de grava en los arroyos.
Los forty—miners, se concentraron al principio en estos depósitos. El trabajo de extraer oro era tan duro, que uno de cada doce forty—miners, pereció.
Con la construcción de la casa de la moneda de San Francisco en 1.854, el oro se transformó en monedas oficiales de los Estados Unidos para su circulación.
 
El primer ferrocarril transcontinental del mundo fue inaugurado en el Istmo de Panamá en 1.855 entre Panamá y San Francisco, comenzaron a navegar nuevas líneas de barcos de vapor hasta la costa este de los Estados Unidos. En distintos viajes el barco S.S. Central América, se hundió frente a las costas de las Carolinas en 1.857 víctima de un huracán. Se calcula que tres toneladas de oro se hundieron con el navío y hasta la presente, todavía no se ha rescatado, por lo que yace en el   lecho oceánico hasta que alguien algún día pueda  sacarlo a flote.
 
El primer ferrocarril transcontinental se inauguró en 1.869. La construcción de esta línea fue financiada en gran parte con el oro de California.
De modo que con aquel historial, Eduardo, tras permanecer varios días en  San Diego, los justos para desembarcar los contenedores que tenían ese punto de destino, los mismos que estuvo en Los Ángeles por el mismo motivo.  Más al fin, el barco que lo trasladaba llegó al puerto de San Francisco donde se quedaría por sus inmediaciones alrededor de tres meses, pues pensó que quizá aquellos primeros enfebrecidos buscadores de tan preciado metal amarillo  hubiesen dejado algo para la posteridad, por lo que se mantuvo en el Estado de California  sacando lo suficiente como para comprar las necesarias provisiones y dinero para poder seguir buscando el tan ansiado filón en otra parte más alejada del planeta. Ya que  su instinto montañés le decía que, cuanto más lejos fuera, más  probabilidades tendría que ningún otro anteriormente se le hubiese comido el pastel.

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