domingo, 3 de marzo de 2019

Cartas desde La India "Segunda"

Segunda carta


M

i entrañable amigo José Manuel, Acabo de dar una vuelta por la ciudad de Mumbay y lo que he visto es espeluznante. Tras la horadada concha de la justicia, hay miles de niños mendigando por las calles. Sin embargo, la gente acomodada parece no importarles. Pasan a su lado como si vieran ver llover. También he estado en uno de sus suburbios donde las familias viven   hacinadas en habitáculos de hoja de lata y deshechos de construcción, que no sobrepasarán los diez metros cuadrados. El olor de sus calles es mezcla de huevos fétidos y pescado en descomposición. Aunque eso parece no importarles, cuando ya bastante tienen con sobrevivir. Desde luego, si Dios hizo el mundo en siete días, hoy estoy en condiciones de afirmar que cuando llegó a La India, perdió poco de su tiempo. Y por supuesto, que ya no ha vuelto a aparecer desde entonces, porque sólo en Mumbay hay más de cuatro millones de personas viviendo en las más horribles de las miserias.
En una de estas chabolas viven Ayeh, una joven viuda con un niño llamado Manil, que acabo de conocer y con los cuales me he encariñado. No he tenido ganas de ver monumentos y curiosidades, porque de hacerlo, no podría apreciar su verdadero valor después de ver lo que he visto.
Sin más, recibe un saludo cordial de tu amigo que te quiere y nunca olvida:    David.

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