miércoles, 6 de marzo de 2019

La anfitriona de una fiesta "Sueños"

La anfitriona de una fiesta
"sueños"
 
Hoy he estado de anfitriona de una fiesta, celebrada en honor de la mayoría de edad de nuestra Benjamina.
 A ella acudían grandes personalidades e incluso de la realeza europea con sus hijos varones para intentar conquistar a nuestra hija, que estaba tan bella y tan esplendorosa que era capaz de eclipsar a la más radiante estrella. Pero lo más curioso del caso es que estaban tan interesados en solicitar su mano, que hasta llegaron a declararse la guerra entre los países, para de ese modo quitarse competidores.
—No pensaba yo que, por disputar la belleza de una mujer, se llegase incluso a declarar la guerra.
—He tenido que  tener una hábil mano izquierda para contentarlos a todos, pues siempre acechaba la posibilidad que por contentar a unos, molestara a  otros, de modo que se me ocurrió una forma salomónica con la que contentar a todos sus pretendientes.
—¿Y  que se te ocurrió para salir de tal atolladero?
 
—Decirles a todos que sí, que firmaríamos un tratado en el cual  nuestra hija sería la princesa con cada uno, un día a la semana. Así el lunes sería la princesa de la monarquía de Suecia, el martes  de Dinamarca, el miércoles del Reino Unido, el jueves, de España, el viernes de Noruega, el sábado de Luxemburgo, y el domingo…
—El domingo, supongo que descansaría ¿no?
—No, pues los domingos sería la reina de todas las monarquías  a la vez.
—¿Y aceptaron tales condiciones?
—Todos ellos quedaron encantados.
—Bueno, y Ángela Belén ¿Qué decía  o pensaba de todo aquello?
—Pues dijo sin alterarse, que ella no estaba enamorada de ninguno  de aquellos príncipes o pretendientes.
 
—¿Y qué pasó entonces?
—Que el sueño se esfumó.
¡Ángela Belén… hija…! ¿Estás enamorada de algún príncipe europeo?
—¡Sí!__ Se oyó decir__. ¡Trabaja aquí, en la obra de al lado!
—¿Es negro?
—¡No, papá…!
—¿Es bajito y moreno?
—¡No…!
—¿Es alto, rubio y con ojos azules?
—¡Jo, qué pesado  eres a veces papá!
—¿Quién es pues el afortunado?
—¡Es una persona…, y ya está…!
— ¡José, deja ya en paz a la chica! Ya sabes que es muy reservada.

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