Lo que antes eran ardientes
pasiones, vértigos de goces y torbellinos de gloria sublime, para ¿...? en
esos momentos eran abismos de confusión y dolor, inmersa por completo en un mar
de tinieblas.
Sin embargo, y pese a aquella
angustia, las gentes que veía por las
calles cuando se asomaba a través de la ventana, bien iban riendo o hablando de cosas diferentes, por
lo que ¿...? no podía comprenderlo. Pues pensaba que la vida debía
detenerse como cuando hay un eclipse de sol; pero el sol, seguía luciendo como
todos los días.
¿...? inconsolable, irguió
un panteón a su difunto esposo como recuerdo de sus virtudes y de su amor por
él. Procurando conservar su memoria hizo gravar el siguiente epitafio: “Aquí
yacen los restos mortales de ¿...?, quien tuvo el honor de ser uno de
los fundadores de Silbeston. Sus hazañas bélicas honraron a su país y a la
naturaleza humana. Fue cariñoso y buen hombre. Su viuda inconsolable erige esta
lápida como recuerdo de sus muchas virtudes y de su inextinguible amor.”
Silbeston 19 de Noviembre del 2.094.
No hay comentarios:
Publicar un comentario