Al abrir la ventana de mi cabaña
"Sombras"
Cada día, cuando abro
subrepticiamente
la cortina de la ventana de mi cabaña,
sorprendo el
espectáculo de la mañana,
en la hora en que todo lo más denso
adquiere una
extrema transparencia
y el mundo es del ojo que lo contempla.
Prodigo un amor
piadoso a los animales,
a los pájaros y las plantas.
Los objetos materiales
valen por su utilidad,
si están destinados a gustar, a glorificar.
Hoy día, es muy
difícil mirar al suelo
y ver una industria que no tiene techo,
complicando el
aire con todos los colores de la lluvia.
Esto es un santuario forestal,
donde
los campos verdes y floridos
están embalsamados por las fragancias de las
flores.
Me gusta sumergirme en los recovecos del bosque
donde las huellas del
hombre se sobrecogen
ante el rastro de los animales
y donde las lechuzas con
sus ojos redondos
perforan nuestro mundo cuadriculado.
El día que se
queme el último árbol,
se contamine el último río,
y se extinga el último pez,
entonces la Humanidad,
se dará cuenta de que,
el dinero no se puede comer.
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