Errante vaga un suspiro
Quebrado del corazón,
Desatado torbellino
Con la fuerza de un ciclón.
La de mi amor herido
Por la alimaña feroz,
De quien creí un amigo
Hasta que me traicionó.
Traicionó con lo más querido
Mujer cual virginal flor,
Que robaba los sentidos
Con sus deleites de amor.
Con ardides de forajido
Riquezas le prometió,
Y una vez ante el Altísimo
A lo más bajo calló.
Al antro del negro abismo
Donde se fragua el
horror,
En el que un día es un siglo
Sin ternura, ni calor.
Hoy mi espíritu evadido
Trae los ecos de su voz,
Como afilados cuchillos
Que el mismo diablo afiló.
Cual cordero desvalido
Ahora me pide perdón.
Yo perdono, aunque no olvido
Una vil humillación.
Hasta el sabio si es ofendido,
Exigirá explicación,
Quien perdona complacido
Es el sabio y vencedor.
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