miércoles, 13 de marzo de 2019

El tornado de la vida


EL TORNADO DE LA VIDA


El reloj voraz del tiempo araña nuestras carnes macilentas y caemos en un pozo interminable, tan hondo que no tiene fondo.
El corazón ya hecho jirones, y los ojos jalonados por los eriales grises de la melancolía se derrotan ante la flor carnívora que planea con sus febriles alas por la afilada navaja del ocaso.
En su viaje frenético recita el erizado poema, que agazapado tras las cortinas rojas del horizonte tremulan sus tildes de ceniza en la región ártica de la tortura.
 Sus nubes glaciales ulceran sin recato la abotagada perla del cielo.
Mientras mi voz amamanta la desdicha del fulgurante acantilado de mi piel, condenada al desaliento sangrante de los oblicuos ojos del sol, donde día tras día, afloran de sus pupilas escamas flamígeras de nostalgia, envolviéndonos en sus aceradas mortajas, cual alacrán desnudo que se agosta dentro de la herrumbrosa cárcava de la vida, donde el dorado incienso de la nostalgia, huracán terrible que taladra la luz, aquilón núbil de la conciencia, cruje como yesca en el limo verde de mi corazón.
 

 

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