martes, 26 de marzo de 2019

La inteligencia es como la altura


La inteligencia es como la altura

 

 


Lento crecía un abeto

A la sombra de una encina,

Y llegó a tener complejo

De ser de copa tan fina.

Nunca acariciaba el sol,

La encina, se lo robaba,

Tenía un gran esplendor

Su ancha copa laureada.

¡Es que eres de mala raza

Por eso, ahí te quedaste!

¡A la altura de mi tronco

Que es vigoroso y salvaje!

Así pasaron los años

En aquella iniquidad,

Al lado del grande y mágico

El todopoderoso y singular.

Se sentía el rey del mundo

Viendo todo desde lo alto,

Despreciando a los demás

Tan sólo por ser más bajos.

De la noche a la mañana

El abeto al despertar,

Pudo avistar su futuro

Que en él, era algo especial.


 

Y empezó a subir peldaños
 
Douglas, con  paso  seguro,

Emergiendo desde el barro

Hasta hacer su tronco duro.

Y la encina portentosa

Le mostró su indiferencia,

Al abeto no hacía sombra,

Ni tampoco era más bella.

Siguió siendo una engreída

Y no ofreció una disculpa,

Sobre la injuria infringida

Cuando tenía más altura.

“La altura y la inteligencia

Son cual abeto u encina,

Al que antes le despierta

Antes también le declina.”

El abeto Douglas o pino de Oregón, puede medir  ciento veinte metros
y vivir mil años.

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