La inteligencia es como la altura
Lento crecía un abeto
A la sombra de una encina,
Y llegó a tener complejo
De ser de copa tan fina.
Nunca acariciaba el sol,
La encina, se lo robaba,
Tenía un gran esplendor
Su ancha copa laureada.
¡Es que eres de mala raza
Por eso, ahí te quedaste!
¡A la altura de mi tronco
Que es vigoroso y salvaje!
Así pasaron los años
En aquella iniquidad,
Al lado del grande y mágico
El todopoderoso y singular.
Se sentía el rey del mundo
Viendo todo desde lo alto,
Despreciando a los demás
Tan sólo por ser más bajos.
De la noche a la mañana
El abeto al despertar,
Pudo avistar su futuro
Y empezó a subir peldaños
Douglas, con paso seguro,
Emergiendo desde el barro
Hasta hacer su tronco duro.
Y la encina portentosa
Le mostró su indiferencia,
Al abeto no hacía sombra,
Ni tampoco era más bella.
Siguió siendo una engreída
Y no ofreció una disculpa,
Sobre la injuria infringida
Cuando tenía más altura.
“La altura y la inteligencia
Son cual abeto u encina,
Al que antes le despierta
Antes también le declina.”
El abeto Douglas o pino de Oregón, puede medir ciento veinte metros
y vivir mil años.
El abeto Douglas o pino de Oregón, puede medir ciento veinte metros
y vivir mil años.
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