Lejos
de los imperios del amor
“Cuarta
parte”
Cantos
de sirenas se oyen en estos lugares de estío
Pasada
la tardía hora crepuscular,
Y
en la habitación de mi palacio interior
Se
adivina la complacencia hospitalaria,
Mientras
la cálida brisa del sur
Horquilléa
el oleaje de las costumbres,
Iluminando
toda la orilla.
La
mano del tiempo socaba
El
antiguo polvo de la gloria,
Y
el crisol del recuerdo
Ilumina
respetuosamente
Todas
las sombras de la vejez.
Las
olas se desesperan a mí alrededor
Saltando
fogosamente sobre mí proa,
Hallando
las huellas de mis pensamientos,
Formando
un círculo de olvido marchito.
La
furia del huracán arrastra la estéril arena
A
los abismos retirados del alma;
Pero
aún me quedan fuerzas para alimentarme
De,
losa frutos amargos de mí destino,
Que
busca refugio en el torbellino de la ambición,
Regiones
luminosas
Que
golpean mi borrascoso pecho
Con
sus altivas alas de águila.
El
céfiro silvestre proclama la gloria
Y
mis insomnios escalan el trono de mis pasiones,
Y
una vez conquistado dicho premio
Las
almenas majestuosas del amor
Rodarán
cual movedizo cristal
Para
estar mi corazón junto al tuyo.
Vislumbro
la explosión de tu mirada
Cuyos
beneficios son eternos,
Alcanzando
el santuario de la virtud
En
los vaporosos colores del mediodía,
Donde
nació el refulgente rayo de tu formación,
Y
donde el más atrevido navío
Jamás
ha llegado a fondear
En
la vasija azulada de tu océano,
Donde
fermentan los tórridos mostos del amor.
¡Cuán
sublime resulta la idea
De
abrazar esa luz y ese follaje
Del
ser amado que lo conserva!
¡Qué
maravilloso es entregarse a esos ricos placeres
Inflamados
por las exhalaciones de amores celestes!
Si
todos estos truenos que surgen
En
la procelosa tormenta de mi alma
Fueran
las palabras emanadas del corazón,
¡Qué
hermosas serían estas orillas
Y
qué deliciosas serían estas riberas!
Donde
se sedimentan todos los lodos
De
un mundo pérfido y terrible,
Poblado
de animada soledad
Y
extravagantes deseos.
Ahora,
quizás inspirado
Por
la sabiduría de la espuma,
Desde
las llanuras del mar,
Todo
parece el manantial eterno,
Y
ya nunca he de apartarme de tu lado
Por
más que me encuentre rodeado
Por
mil islas solitarias.
***
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