jueves, 14 de marzo de 2019

Lejos de los imperios del amor "Cuarta parte"


Lejos de los imperios del amor

“Cuarta parte”

 


Cantos de sirenas se oyen en estos lugares de estío

Pasada la  tardía hora crepuscular,

Y en la habitación de mi palacio interior

Se adivina la complacencia hospitalaria,

Mientras la cálida brisa del  sur

Horquilléa el oleaje de las costumbres,

Iluminando toda la orilla.

La mano del tiempo socaba

El antiguo polvo de la gloria,

Y el crisol del recuerdo

Ilumina respetuosamente

Todas las sombras de la vejez.

Las olas se desesperan a mí alrededor

Saltando fogosamente sobre mí proa,

Hallando las huellas de mis pensamientos,

Formando un círculo de olvido marchito.

La furia del huracán arrastra la estéril arena

A los abismos retirados del alma;

Pero aún me quedan fuerzas para alimentarme

De, losa frutos amargos de mí destino,

Que busca refugio en el torbellino de la ambición,

Regiones luminosas

Que golpean mi borrascoso pecho

Con sus altivas alas de águila.

El céfiro silvestre proclama la gloria

Y mis insomnios escalan el trono de mis pasiones,

Y una vez conquistado dicho premio

Las almenas majestuosas del amor

Rodarán cual movedizo cristal

Para estar mi corazón junto al tuyo.

Vislumbro la explosión de tu mirada

Cuyos beneficios son eternos,

Alcanzando el santuario  de la virtud

En los vaporosos colores del mediodía,

Donde nació el refulgente rayo de tu formación,

Y donde el más atrevido navío

Jamás ha llegado a fondear

En la vasija azulada de tu océano,

Donde fermentan los tórridos mostos del amor.

¡Cuán sublime resulta la idea

De abrazar esa luz y ese follaje

Del ser amado que lo conserva!

¡Qué maravilloso es entregarse a esos ricos placeres

Inflamados por las exhalaciones de amores celestes!

Si todos estos truenos que surgen

En la procelosa tormenta de mi alma

Fueran las palabras emanadas del corazón,

¡Qué hermosas serían estas orillas

Y qué deliciosas serían estas riberas!

Donde se sedimentan todos los lodos

De un mundo pérfido y terrible,

Poblado de animada soledad

Y extravagantes deseos.

Ahora, quizás inspirado

Por la sabiduría de la espuma,

Desde las llanuras del mar,

Todo parece el manantial eterno,

Y ya  nunca he de apartarme de tu lado

Por más que me encuentre rodeado

Por mil islas solitarias.

***

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