¿Quién era aquella dama?
Aquella
estupenda dama
Majestuosa
y altiva,
Semejante
a una Diva,
Despertó
en mí la llama
Que
hasta entonces me era esquiva.
Encendía
las pasiones
De
quienes mirar retaban
Pues
sus ojos avivaban
Los
yacentes corazones
Que,
profundos, dormitaban.
Nunca
averigüe su nombre
Este
mantuvo en secreto,
Tabú
que yo le respeto,
La
curiosidad al hombre
A veces, lo hace indiscreto.
No
sé ni por donde vino
Ni
cuánto tiempo ha de estar,
Más
se cruzó en mi camino
Porque
lo quiso el destino
Y
nunca la he de olvidar.
***
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