Ayer, hoy, y el día después
Marqués, de Sadé, es mi padre,
Mi abuelo, ya lo fue ayer,
Y yo que soy primogénito
Mañana también seré.
Por eso quiero saber
Las razones que le instigan,
Para que en la copa de él
Aunque sólo sean dos gotas
Tenga que beber usted.
Es la única en cristal de roca
Con flores de lis talladas,
Semejándose al escudo
Que yo poseo de armas.
Aunque bebedor no soy
Yo la acostumbro a apurar,
Quizá para recordar
La nobleza de un Sadé
En su palacio real.
Pero en un cruel destierro
La nobleza e hidalguía,
Trocó el bordón de romero
En trágica profecía.
***
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