El amor y la amistad
"Sombras"
"Sombras"
Hay que gozar del
amor. Es un consejo. Dado que sólo los días que consagramos al amor
nos pertenece; pues piensa que pronto no seremos más que un puñado de cenizas,
un recuerdo vago, un haz de sombras, una ficción.
Por muchos años
que vivas, no tendrás otra alegría más excelsa que la del goce de aquellas
celestiales horas. Colma pues tu sed de una vez para siempre y quizás no te
importará beber nunca más.
La afección hacia
la mujer amada, aunque nazca de nuestra elección no puede equipararse a la
diosa Amistad. Su fuego y fulgor reconozco que es más activo, más vigoroso y
rudo. Mas es un fuego temerario, inseguro, trémulo y vario, sujeto a excesos e
intermitencias, apoderándose de nosotros por un lado. La amistad por el
contrario es general y su calor se distribuye por todos los lados, su calor es
constante y tranquilo, todo se desenvuelve en un mar de dulzura, tranquilo y
sin asperezas, nada tiene de violento ni cortante. El amor no es más que el
deseo furioso de algo que huye de
nosotros; luego que se convierte en amistad con el acuerdo de ambas
voluntades, se borra y languidece; el goce ocasiona su ruina como que su fin es
corporal y se encuentra sujeto a saciedad.
La amistad por el
contrario, más se disfruta a medida que más se desea; no se alimenta ni crece
sino en la madurez de la edad y en la del espíritu.
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