A largas zancadas
Añosa harinera abandonada,
Caserón inglés tú bien pareces.
Tu maquinaria aún está pintada
Pero tu estructura se desvanece.
Quién a ti viera un día de gloria
Cuando altiva te erguías engalanada,
Con el porte y candor de guapa novia
Envuelta en los susurros del Arba.
Sus aguas trémulas se llevan
Épocas y costumbres arraigadas,
Al trabajo labriego de la sierra
Donde con esfuerzo todos sustentaban.
Más giró el mundo al revés un día
Y vieron flaquear sus gordas vacas,
Con los designios de malas profecías
Como José, en sus sueños vio las plagas.
Y los pueblos ribereños cual gigante
Se despoblaron a largas zancadas,
Ni el dorado cobre cambió su semblante
Y solitarios yacen dando bocanadas.
Quizá estas sean las últimas
De ese duro y cruel drama,
De ver que el cielo se nubla
Con cúmulos de desesperanza.
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