viernes, 8 de febrero de 2019

El último verso de la vida


El último verso de la vida

 

Un anciano enjuto, siempre solitario

A las mismas horas se pasea él,

Por  calles angostas, es su itinerario

Tomando notas en níveo papel.
 

Algunos comentan si será algún sabio

Por su estampa, empaque y altivez,

Otros, si se trata de algún santo

Al que quizá le faltó su niñez.
 


Las notas que recoge

Las lee ciento y una vez,

Luego, de hombros se encoge

Como si no lo lograse comprender.
 

Si es sabio todo ya conoce.

¿Por qué dicha estupidez?

¿No será que a algunos sabios

Aún les falta de aprender?
 

Un día una mujer anciana

De curiosidad extrema,

Le preguntó que anotaba

Que tantos quebrantos crea.
 

Le contestó seriamente

Que componía un poema

“El de la vida y la muerte”

Y le faltaba una palabra

Para completar el tema,

Y con ella, este no daba

Por más vueltas que le daba.
 

Más le preguntó nuevamente:

-¿has hecho ya el de la vida?

-Sí, claro, naturalmente.

-¡Pues hombre ya no sigas

Sólo te falta la muerte!
 

-¿Y la palabra anhelada

Que cada día voy tras ella,

Sin lograr encontrarla

Para acabar mi poema?
 

-La palabra es muy sencilla

Y hasta en el aire se enreda.

-Dímela que tengo prisa.

-La palabra es  “espera”
 


Dio tal salto de alegría

A un tiempo con las dos piernas

Que a la vez que dijo ¡Viva!

Se le helaron todas venas.
 

Y se desplomó en el suelo

Como una piel ya curtida,

Acabando el último verso

Del poema de su vida.

 

 

 

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