jueves, 28 de febrero de 2019

Mágico poder

Mágico Poder

 
Tras estudiar minuciosamente el libro de la noche, 
 y tras profundas reflexiones sobre la vida y la muerte
 y otros temas de complicadas disertaciones,
como  la virtud, el Honor y el espíritu, 
creo  poder demostrar que existe
una relación entre las estrellas
y el destino de las personas.
Ya que los seres humanos
son demasiado débiles
y demasiado  exaltados
para poder forjar su propio destino.
Muchas de las estrellas que
 tú puedes observar por las noches,  
igual llevan ya extintas hace millones de años.
Y pese, a ello, aún  pueden verse sus luminosos destellos.
 Las estrellas tienen ese mágico poder,
 el de centellear después de muertas,
y que sus moléculas se hayan convertido
 en fino polvo estelar.
  Si has visto alguna vez por las noches
 surcar el cielo una estrella fugaz,
 esa estela que ilumina el firmamento 
 en su imparable carrera,
es simplemente un granito de arena
proveniente de una estrella.
Tú mismo (a) eres el resultado
 de una insignificante mota de polvo
de esas estrellas ya extintas.
¿Tienen o no, mágico poder?

La cueva del olvido




La cueva del  olvido
 




“Allá en la recóndita sierra, nadie recuerda donde estuvo una vez que entran en “la cueva del olvido.” Dicha cueva tiene una propiedad mágica sorprendente: quien entra en ella, olvida su pasado.Como esta circunstancia era bien conocida por los lugareños, todos estaban al tanto del peligro que esto significaba y por eso, se cerraba para evitar la entrada accidental de los niños y de la gente que ansiosamente buscaban refugio en medio de una tormenta.
No obstante, se aprovechaba esta extraña magia en beneficio propio, como por ejemplo para hacer olvidar a un perro su antiguo dueño cuando este era vendido. Se encerraba al animal dentro de la cueva toda la noche y al día siguiente cuando salía, ya no recordaba nada. Pero como siempre suele ocurrir, hay personas que intentan utilizar la magia para sus malas artes.
Por aquel entonces, vivía una doncella de noble cuna que estaba enamorada de un simple paje, este amor no era bien visto por su padre que tenía otras miras para los negocios de su familia valiéndose de la boda de su hija, y por ello le ponía todo tipo de trabas.

El padre, no era capaz de quitarle de la cabeza a su hija el amor por su amado, y solicitó la ayuda de una mujer con merecida fama de bruja en la zona. El quería que su hija se olvidara de ese simple paje, fuera como fuera.Entonces la bruja, se la llevó a la sierra y al llegar ante “la cueva del olvido” por mediación de engaños consiguió que entrara y pasara la noche en ella, cuando salió, ya no recordaba nada. Llevada la muchacha a presencia de su padre, éste se mostró muy feliz al comprobar que no se inmutaba cuando le preguntaba por su amado. El padre, comenzó a dar saltos de alegría. Sin embargo, pronto esta alegría se tornó en sorpresa e inmediatamente en amargura. Su hija… no recordaba nada, ni siquiera le reconocía como su padre, ni a su madre, ni a sus hermanos. Actuaba con todos como si fuera la primera vez que los veía en su vida. Un hermano hizo un último esfuerzo y trajo a su amado, pero no hubo ninguna reacción. La doncella… ni siquiera sabía hablar.La tristeza y desolación invadieron el castillo. El padre se dio cuenta de su terrible error que había cometido, y lleno de cólera hizo meter a la bruja dentro de “la cueva del olvido” para después tapiar su entrada con tantas piedras y tierra, que nadie nunca pudo entrar ni saber donde estaba tal monstruosidad de la naturaleza.Más dicha cueva, y según me ha contado mi padre más de una vez, asegura saber dónde está, por ser un tataranieto descendiente de aquella bruja, que tras morir ahogada en llanto dentro de la cueva, se lo hizo saber por mediación de un sueño. Y  dicha revelación, permanece como las espada de Damocles sobre mi cabeza.
***

Caballos celestes



Caballos celestes






Llegó la noche con colores densos,
 las estrellas,
parecían librar   batallas de pasión
 o anunciaciones sagradas en sus constelaciones.


 
 El dorado relámpago del amor
 se batía con los caballos celestes,
mientras un  poderoso enigma   embriagador,
 derramaba su celestial poesía
sobre el silencio solitario
 de las titilantes estrellas.
***

La presumida araña de mi jardín





La presumida araña de mi jardín


 

-“Tenía en mi jardín una araña enorme, de color negro con  rayas amarillas en su abultado abdomen y largas patas, y el otro día por la mañana, la encontré ofreciendo su danza nupcial. La llamada de la procreación había llamado a su puerta y los araños más ejercitados del jardín acudieron prestos para corresponderla. El más grande  y vigoroso de todos ellos, no era ni una cuarta parte del tamaño de la presumida araña. Y conforme iba eligiéndolos para su apareamiento y una vez realizado el acto sexual, cuando los araños habían perdido casi toda su fuerza debido a la extenuación del lance erótico,  hasta el punto de no poder sostenerse en pie, la enorme araña les aplastaba la cabeza y a continuación los devoraba. Todos los araños intuían que iban a morir de igual manera; pero era mayor el deseo de procrear que el de padecer después tan horrendos sacrificios cual mártires en alas del amor. La araña tenía un apetito sexual inconmensurable,  y un estómago que parecía no tener límites. Cuando acabó con todos los valientes araños, se puso a danzar y a dar volteretas de alegría en los flexibles, pero resistentes hilos de su estrella que había tejido en la penumbra. Estaba muy contenta, porque al hacer el amor con tantos galanes como se le ofrecieron, estaba segura que habrían depositado en ella  las semillas de sus mejores  virtudes, y que estas serían transmitidas a su descendencia, olvidando para ello el atroz desenlace de sus enamorados pretendientes.



 Pero la justicia del reino animal, a veces prevalece, pues cuando más contenta aparentaba estar,  fue observada por un petirrojo, al cual, debió de llamar poderosamente la atención su hinchado y reluciente vientre, y como todavía no había desayunado, se lanzó sobre ella como catapultado por   una especie de resorte.
 

Luego, lo oí cantar posado en una rama del almendro del jardín. Seguramente,  segundos antes, habría regurgitado los restos de la glotona araña para alimentar a sus polluelos, que abriendo ampliamente sus picos, clamaban desesperadamente alimento para su supervivencia. “

miércoles, 27 de febrero de 2019

Spaniem "Tierra de conejos"


Spaniem “Tierra de conejos”

 


 Me voy a dar un garbeo

Por la dehesa cercana,

Los perros están revueltos,

Hace días que no cazan.

Por estas tierras manchegas

Andan muchas liebres sueltas,

Me voy con Sultana y Canelo

 A si cazo alguna presa,

Que con un poco de suerte

Igual traigo para la cena…

-Buena caza traes consigo,

Dime como te las apañas

Para traerte dos liebres

en un rato de mañana.
 

El perro es pobre de vista

Y yo vi una agazapada,

A la sombra de unas pitas,

A mi grito : ¡ala Sultana!

Los dos siguieron su pista

Corriendo como dos balas.
 

A Canelo le hizo un quiebro,

Otro le hizo a Sultana,

Más en el quiebro siguiente

Ya no repitió la hazaña.

La agarró con los dientes

Y le quebró las espaldas

Todo esto sucedía

Lejos de donde yo estaba,

Al poco los vi llegar

Con la presa ya cobrada.

Otra, viniendo de regreso

Entre unas matas de esparto

Salió corriendo y saltando

¡S no lo veo, no lo creo!

Corrían tanto que en la tierra

Movían hasta torbellinos,

En vez de ser perro y perra,

Más bien parecían felinos
.

Otra vez el mismo juego

De la vida y de la muerte,

Esta vez le tocó a Canelo

El que decidió su suerte.

¡Bah, hoy he salido a cazar

Y aquí traigo las muestras,

Las aremos para cenar

Con arroz y con lentejas.

-Son galgos largos

De rabos finos

Y tiene bastante alzada

No creo haya quien tenga

Mejor que estos en España.

Mientras uno le hace el quiebro

El otro muerde y la agarra.

No creo haya una pareja

Que está más compenetrada.

¡Quien no come a Dios no implora!

Entre las dos liebres pesan

Por lo menos medio arroba.

-España es “tierra de conejos”

No en vano ya los romanos,

La llamaron “Spaniem”

Que significa justamente eso”

 

 

Valenzuela de Calatrava "viajes"


Valenzuela de Calatrava

"Viajes"

 


Es este  un pueblo tranquilo

Donde los gallos te despiertan

Cantando por las mañanas,

Y dan los buenos días los vecinos

A través de las ventanas.

Tan tranquilo es que parece

Que en él nunca ocurre nada

El  aire, es una caricia en cada calle,

Música al llegar a su plaza
 

Las mujeres barren las puertas

Y las rocían con agua clara.

Luego cuando el sol aprieta,

Llora su tierra agrietada,

Como limos sin sustancia

De las tierras saharianas.
***

La rosa de la Eterna Juventud" Primera parte"


La rosa de la eterna juventud

Primera parte

 

-Cuéntanos la historia abuelo

Para que siga la tradición

De lo ocurrido  a su bisabuelo

Siendo de joven pastor.

-Era mi bisabuelo muy joven

Como bien decías, pastor

Toda la tierra que pisaba

Era del mismo señor.

Un señor de la nobleza

Que vivía en  un castillo

Convertido en fortaleza.

Rodeado por esbirros

Y por jóvenes doncellas

Que satisfacían sus caprichos

Y le servían la mesa.
 

La sangre de mis venas

Les decía a sus súbditos,

No es como la vuestra,

La mía es celestial

Y pura como la turquesa.

Nunca mejor dicho

Pues heredó unos títulos

Ganados por sus antepasados

Al combatir a los turcos

Del Gran Imperio Otomano.

El que más méritos tuvo

Fue un conde Transilvano,

Siempre a raya los mantuvo,

Y fue más temido que al diablo.

Para llenarles de horror

Hizo mandar  un saco con orejas

Al gran sultán invasor;

Pero éste se hacía el sordo,

Según cuenta la leyenda

Volvía otra vez con su acción,

Y volvió a mandarle tres sacos

Con los miembros de rigor,

De los que murieron batallando

Al realizar la invasión.

Ya todos los siguientes,

Fueron empalados sin compasión

Pinchados por el vientre

Y pudriéndose bajo el sol.

Al ver aquello el enemigo

Corrían de pánico y pavor,

Ni la mente más retorcida

Idearía otro martirio

Con un efecto peor.

Todos aquellos hombres

De cuerpos hercúleos

 De rostros feroces,

Guerreros sin piedad,

Temblaban como niños

Ante las escenas atroces

Propias del mismo Satán.

El conde, tuvo cierto mérito;

Pero aquel viejo gordinflón

Era un ser maléfico

Que actuaba sin rubor.

Hasta le hedía el aliento

A amargo sabor de hiel,

Lo que lo hacía más violento

Y si cabe… ¡más cruel!

Respaldado por su título

Era vil y humillador,

Su nombre no era cualquiera

¡Delante llevaba un Don!

Le asqueaban las doncellas

Así fuesen un primor,

Y ofreció una recompensa

A quien por aquel alrededor

Encontrara algo de manera

Que su espíritu engrandeciera

Para su vida posterior.
 

Un caballero con raras artes

Consiguió llevarle una flor,

Que custodiaba un gigante

En lo alto del monte Armón.

Con destellos fulgurantes,

Su sabia era  amor de Dios.

Más el sacrílego visitante

Su paz reinante truncó.

Para poder conseguirla

Se valió de algunas tretas,

Florecía en una cueva

Cuya entrada era secreta.

Y se hallaba tapada

Con una soberbia piedra,

Labrada con jeroglíficos

En los cuales se explicaba

Incluso la vida Eterna.

Él, no descifró los signos

Sólo deseaba la flor

Y descorrió aquella piedra

Con gran esfuerzo y tesón,

Salvando el primer escollo

Más faltaba otro peor,

Dentro se encontró a un gigante,

Su paciente cuidador,

Este empuñaba una antorcha

Que derretía su valor,

Más le disparó una flecha

Tan certera que le dio

En medio de su único ojo

Quitándole la visión.

Aquel ojo solo veía bondad

Como Dios mira a todos por igual.

El gigante desesperado

Rugía como un león.

Después, con otra flecha

Le atravesó el corazón.

Pudo así tranquilamente

Recoger la rosa aquella

Y se la llevó al Señor,

Para cobrar la recompensa.

“nunca nadie después vio,

Tuvo Sagrada respuesta,

¡La tierra se lo tragó!

Cada vez que el señor la olía

Se quitaba un año presente

De su alborotada vida

Hasta que llegó a los veinte.

Pretendió incluso un amor

La virilidad le exultaba,

Vio a la hija del leñador

De belleza inusitada,

Prendado dijo: ¡ven muchacha!

Pero en vez, corrió asustada.
 

Sólo amaba a su fiel pastor

Que de besos la colmaba.

No quería lujos, ni riquezas,

Si así se sentía humillada,

Prefería ser humilde choza

Hecha de troncos y ramas

Y ver a la hija del día

“la aurora de la mañana”

Paseando con su galán

Que es el lucero del alba.

Se encontraba en tal estado

Que se creía el dios Apolo.

Y al sentirse rechazado

Cuál  no sería su enojo

Que se le pusieron los ojos

Encendidos y crispados

Igual que un perro rabioso.

Ni Belcebú con su trono

Con el tridente empuñado

Y los cuernos erizados

Produciría tanto espanto

Como el de entonces desatado

Por el Señor en su arrebato.

Casi revienta de ira

Y ordenó secuestrarla

En la más espigada torre

Hasta que de idea cambiara.

Al poco se enteró David

Pues él así se llamaba

Y su abuela viéndolo sufrir

Le dio la ayuda que clamaba.

Abuela -Hay en el páramo una fuente

Donde trémula su agua

Todo aquel que en ella bebe

Borra las penas amargas.

Si mientras bebes pides un deseo

Oirás una voz que del cielo proviene

Y te indicará como conseguir aquello

Que con más ardor desees.

Se apresuró David

Hasta aquella fuente mágica

Y pudo beber por fin

Dos sorbos entre sus palmas.

Oyó resonar a cierta distancia

Una música sonora

Seguida de estas palabras.

¡Oh, hijo del honor!

Tú a quien la gloria ensalzas,

Desprecia la fatiga,

Encumbra la montaña

Que por difícil que sea el camino

La recompensa te aguarda.

Coge tu honda David

También tu humilde zurrón,

Que más arriba de mí

Leerás una inscripción

En la Sagrada piedra redonda

Que un día una cueva tapó,

En ella florecía una rosa

Que un caballero usurpó

Y que el Señor aspiró

Con placentera senectud,

Dado que era la rosa

de la Eterna Juventud

Irreconocible se encuentra

En su aspecto exterior,

Aunque en su interior muestra

La maldad de su condición.

 

continuará