Los
rayos del día
Los rayos del día chorrean
Como cascadas
locas al percibir su abismo;
Pero la tierra lo absorbe todo,
Hasta los siglos son almacenados en sus humus
latentes.
Ya sabemos que la poesía es el azafrán de los
tontos,
De los incomprendidos,
Desequilibrados por el olor intenso de las flores.
Sólo la pluma del cisne prevalece pura y cuerda,
Lo esencial se vuelve corruptible
Lo mismo que el trono de los reyes.
El mundo se precipita sobre mis ojos
Mientras las cuerdas de la lira se enredan
Con los
deseos fogosos.
Los poemas envejecen
En el deslumbrante mosaico
De un mundo que ahorca la ilusión
Y rinde pleitesía a la locura.
Una locura sadomasoquista
Que ve placer en la tristeza melancólica,
Amiga de la desventura
Y del árbol del ahorcado;
Donde el espíritu sombrío
Cierra los ojos,
Para no ser testigo del averno helado
Que robó toda semilla de esperanza.
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