LARGA ESPERA
Encrespado por la desesperación
imposible es de vencer toda esta
fobia.
Un segundo, un minuto, no es
fracción,
sino un vuelo al infinito que me
agobia.
Ha de ser este querer mi perdición,
cardenal de un amor que se disloca,
por la herrumbre que perfora la
ilusión
de unos besos emanados de mi boca.
Pese a todo volverás en un alarde
al lugar tan especial que
convenimos,
consumida por la brasa de cobarde.
Sembraré los horizontes con caminos
impregnados de amapolas en la tarde
hasta hacer converger nuestros
destinos.
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