lunes, 20 de febrero de 2023

Allí en la madre tierra

 

ALLÍ EN LA MADRE TIERRA

 


Quiero morir tranquilo en un día claro,

quiero hincarme de raíces en la tierra

y que de los eriales de mi sangre broten nardos.

Tres metros de tierra serán mi río,

tres metros de ceniza mi impávido remanso.

Esa será mi tumba, ese mi oscuro antro,

dos metros de profundo por un metro de ancho.

Me sentiré al fin libre de todos mis legados,

allí en la madre tierra, fundido en tierno abrazo,

fermentará mi sangre como el vino de antaño.

Se pudrirán mis huesos con su divino aplauso

de espaldas al vidrioso cielo, roto ya en mil pedazos,

donde murió mi ensueño en su éter gravitando.

Y esa flor mal parida que se negó a mis labios,

esa flor espigada que al sol dejó eclipsado,

esa flor que aún destila indiferencia y llanto.

En las abominables esteras del silencio derrotado

sigue lanzando sus etílicos dardos

con el rudo dominio de los vientos y su aquilón amargo,

mirando al cielo tiemblo como un trémulo pájaro

sellado en  la embriaguez de su último escenario.

Como siente el otoño caer las hojas de los álamos

así siento yo el galope arrogante del centauro,

ya siento por mis venas sus elongados trancos,

ya viene por el soto entonando sus cánticos.

La madurez dorada, su zumo almibarado,

riberas de azahar en fiestas de verano.

Un hombre a veces canta para fingir su llanto,

así lo hace el poeta  y el hombre solitario.

* * *

 

 

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