El último viento del otoño
Alzo mi visión a un cielo desnudo
que sonríe con daga amenazante a un destino
que se inclina ante el círculo armonioso
que aletarga el alma.
Me sustenta la esperanza de una ola que alienta
las estatuas de otras vidas.
Surtidores de luz relampaguean en su danza trágica,
para chocar en mi memoria
los panes
amargos de mi exilio interior.
Acículas de alerce se agolpan en el umbral de mi puerta
como ofrenda del confín de un otoño
que encapota el cielo con peces boreales.
Busco en la soledad,
bajo sombras de asfódelos anclados en el horizonte
enmohecido por timones de bajeles encallados,
los enigmas insolubles del mar.
Tras los rompientes ocasos las rojas olas de la luna
se calcinan en los navíos policromos que titilan
bajo los húmedos ojos del miedo.
Gigantescas sombras anidan en la esperanza,
como el cuervo goza de la serena recompensa
de nadar en un mar de margaritas,
donde se paseó el último viento del otoño.
*
* *
No hay comentarios:
Publicar un comentario