jueves, 31 de enero de 2019

Se marchan para la guerra


 Se marchan para la guerra

 



Ya se van desafiando  al viento

Enarbolando la bandera nacional,

A batirse contra el sufrimiento

Los nuevos “Rodrigo Díaz de Vivar”
 

Se van en blancos corceles

Los nuevos “Cid Campeador”

Para coronar con laureles

Al glorioso pueblo español.
 

Llorando quedan las madres

Por los hijos que se van,

Criados con todo su amor

En felices tiempos de paz.
 



La paz empezó a crujir

La guerra logró estallar,

Y eligieron el modo de morir

Y otra forma de luchar.
 

Dejan las calles solitarias

De sus pueblos y ciudades,

Rezando quedan las novias

Con fervor en los altares.
 



Piden que pronto regresen

Para así poder casarse,

La cruel guerra entorpece

Todos sus sueños y planes.
 

Quedan los recuerdos empañados

Por la calca de la historia,

Más  quedarán renovados

Si al fin logran la victoria.

***

 

 

 

El duelo


El duelo
 
 
Carga la pistola el marqués

De únicamente una bala,

En duelo se va a batir

Con otro grande de España.

 

Se disputan los favores

De una noble y gentil dama

Que pasó de modistilla

De una casa de labranza

A ser una concubina

De un afamado de Almansa.

 

Especulador y financiero,

Obtenía fuertes ganancias,

Poseía un astillero

En la Tacita de Plata.

 

Negociaba con especias

De las colonias de Asia,

Y tenía el monopolio

Del comercio de la lana.

 

Su esposa era condesa

De linaje Trastámara

A la que ponía los cuernos

Con doncellas y criadas.

 

Aunque nunca se inmutó,

Si lo sabía se callaba,

Padecía fuertes jaquecas

Por tener la menopausia.

 

Lo suyo eran los conciertos,

Teatro, ópera, y danza,

Le iban los bastidores

Y por supuesto la cháchara.

 

En su cincuenta aniversario

Dio una fiesta en su casa,

A ella, acudió Leonor

Pertrechada de esmeraldas.

 

Contaba ya con influencias

Y estabilidad monetaria,

Los jóvenes hacendados

Disputaban su arrogancia.

 

Un marqués venido a menos

Aunque con la sangre brava,

Se le agarró a la cintura

Sin intención de soltarla.

 

El conde lo retó en duelo

Guateándole la cara,

Propio de los caballeros

De la era Victoriana.

 

El marqués aún recuerda

Las viejas glorias pasadas,

Sus títulos de nobleza

Pasados están por agua.

 

Llovió tanto sobre ellos

Que quedaron cual piltrafa,

Ahora es un fusilero

Que se ha quedado sin blanca.

 

Se cree todo un caballero

Pues aún guarda la añoranza

De aquellos tiempos vividos

En épocas de bonanza.

 

De ella no quiere su virgo,

Puesto que está desvirgada,

Sólo ansía su fortuna

Y el palacete de Jaca.

De estilo mudéjar

Con el cimborrio de plata.

 

Las órbitas de sus ojos

Sobresalen de sus caras,

Sus miradas son cortantes

Como filos de navajas.

 

Las reglas eran muy claras:

Siete pasos hacia delante

Siempre dando la espalda

Y a la voz de ¡Ya! Disparan.

 

El marqués erra su tiro,

Su contrincante, no falla,

Y le incrusta el plomo

De un cuarto de pulgada.

 

Las pretensiones que tuvo

Al segundo desbaratan,

Con un quejido hacia adentro

De esos que salen del alma,

Se derrumbó el marqués

Y el señorío de España.

 

Al verse el conde triunfante

Todo le fue a pata llana,

Enviudó de la condesa

Casi por arte de magia,

El poder de la cicuta

Le alargó aún más las alas.

 

Se casó con Leonor

De belleza inusitada,

Y amasó tal capital

Que era el amo de la banca.

 

Leonor, forzaba situaciones extremas,

El conde, duelo tras duelo libraba,

Hay quien llegó a decir de Leonor

Que adrede las provocaba.

 


Más jugó con el azar

Hasta que un día su suerte

Se le batió en retirada,

No llegó ni a disparar

Se le quedó encasquillada.

 

Leonor, siguió siendo diana

De las pasiones carnales, 

En las incandescentes llamas

De los infiernos terrenales.
 

Contrajo una enfermedad venérea,

Murió sifilítica y repudiada,

Ya agonizante, y con voz queda,

Murmuró estas palabras:

 

¡Para qué tanto poder?

Si cuando la muerte llama,

Da igual ser rico que pobre

Pasamos todos sin entrada.

 

Nadie de ella se compadeció

Al repicar las campanas,

Aunque eso sí falleció

Envuelta en sedas y alhajas.

***

 

 

Como un árbol caído


Como un árbol caído

 



Como un árbol caído,

Sin hojas, sin ramas,

Este tiempo he vivido

Seco y sin mi aura 
 

Como abeto o roble,

Nogal, cedro  o haya,

Pretendí ser noble

Para que me tallaran. 



Pero el viento del norte

Con su frías alas,

Me derribó del bosque

Como seca hojarasca.
 

Cuando estaba solo

Hueco y derribado,

Me ofreciste todo

Pájaro por mí amado.
 

Me diste tu compañía,

Me ofreciste comprensión,

Concluyendo mi agonía

Al regalarme tu amor.

***

 

 

 

Persuasión


Persuasión

 


Con la mirada inmóvil y tranquila

He cruzado con la vista el horizonte,

Pensando en ella, fumando un pitillo

Y escuchando música dentro del coche.

 

Sus facciones recordando a cada instante,

Sus rasgos femeninos, su cuerpo entero,

que mueve con majestad y elegancia

Cual águila real prendiendo el vuelo.

 

También recuerdo el ayer que anduve

Por encrucijadas de engaños y a ciegas,

Con lechuzas y aves de mal agüero,

Con títeres, muñecas, marionetas…

 

Reconozco en estos momentos tranquilos

Lo débil que fui al subir la cuesta,

Con viles e impostores que en la vida

Mienten como por apuesta.

 

Las ratas, no son gentiles corceles,

Las calabazas, no son rojas fresas,

No hay que llamarse uno a engaño

Creyéndonos der frágiles marionetas.

 

Yo digo que por las noches

Si no hay luces vas a ciegas,

En i opinión duerme el gallo

Y también duermen las cluecas.

 


Si un día jugué con barro

Hoy esculpo en fuerte piedra,

Barrera inexpugnable a otros labios

Que intenten extraer tu dulce néctar.

***

 

 

 

 

 

La venganza


La venganza

 


Nadie halló lo que amó

O lo que hubiese podido amar,

Te destrozan el corazón

Mostrando las antipatías al azar.

 

¿Cuáles son las profundas heridas

Que pueden cerrar sin dejar cicatriz?

Las que más sangran en la vida,

No se borran jamás  si son por ti.

 

Un hombre engañado en la esperanza

Vive vencido, guardando silencio,

En su guarida el resentimiento guarda,

Hasta el momento en que llega la venganza.

 

El alma asqueada de la belleza natural

Crea en su delirio seres imaginarios,

La hemos adornado con formas e ideales

Aunque en realidad todas son iguales.

Una curación amarga es sólo eventual.

 

¡Nadie desea perder la esperanza!

Ha llegado el día, y llegó sin duda

El que concede el poder de castigar;

¡Pero rara vez perdona la tardanza!

***

 

 

 

 

miércoles, 30 de enero de 2019

Tal y como somos


Tal como somos

 

Todos llevamos un guerrero,

Todos llevamos un poeta,

Todos un esforzado obrero

Y a veces, hasta un profeta.

 

Cada cual lleva encerrado

Estos cuatro puntos cardinales,

Unas veces parecemos animales

Y otras, profesores licenciados.

 


Lo peor es que se presentan sin querer

Dado que ninguno de ellos es igual,

Hacemos cosas de difícil prever

Aunque sólo es una, no sabemos cuál.

 

La vida es amarga compañera

Con interrogantes sin solución

Nunca se encuentra la mejor manera

Porque somos pura imperfección.

 

¿Puede un ser imperfecto lograr algo perfecto?

De ser que sí, es una completa contrariedad,

Aunque parezca que sea ese el efecto

Yo creo que es mentira incluso la verdad.
***

 

 

 

 

 

Los sanguinarios


Los sanguinarios

 



Pasó la noche de pena y de llanto

Ya está rayando el día,

Los gallos por la mañana con su canto

Manifiestan cantando su alegría.

 


La luna traicionera se ha ocultado

Tras las nubes grises del oscuro cielo,

Al sentirse sola se ha asustado

Del radiante día ya sin luceros.

 


Gran ola de succiones quedó atrás

Drácula el sanguinario ha llegado,

Y los jóvenes marchitos están

Por la sangre que les ha chupado.

 





Aún se oyen los ecos en el cementerio

De los vampiros que han salido

De sus tumbas entreabiertas, con misterio,

Pues sus almas de ultratumba han surgido.

 


¡Maldito seas Drácula! ¿A cuántos chupas?

Con tu levita de jefe de oficina,

Se nos tendrá que ver luego con lupa

Si no hay remedio a lo que se avecina.
***

África


África

 


Quiso hacer el Edén Dios

Precisamente en África,

Y a sus gentes dio un color

Que aún hoy trae desgracias.
 


La tierra de provisión

Tiene un futuro incierto,

Yo llego  a la conclusión

De que ese Edén, es ya infierno.
 

Parece tener una maldición

Todas las calamidades y plagas

Se ceban con su población

¡Qué mala suerte caramba!
 

Y los niños de Ruanda

Quedan del todo indefensos,

Son víctimas de las matanzas

De los de su propio pueblo.
 

Allí la  explosiva bala

Esta vez guarda silencio,

De momento está aparcada

Y vuelven a sus ancestros.
 

El arado que labrara

La tierra de su sustento,

Lo han convertido en lanzas

Y machetes para segar cuellos.
 

Y abandonan sus casas

En multitudinario éxodo,

Dejándose allí su entraña

Huyendo sólo con lo puesto.
 

Inician su fúnebre marcha

A lo que es ya su destierro,

Sin saber cuál es la causa

O qué daño es el que han hecho.
 

Si la política es vana

¿Qué saben los niños de eso?

¡Ni entienden porque uno manda

Y sin chistar lo hace el resto!
 

Por las mentes perturbadas

De caciques y hechiceros,

Que agitando sus maracas

Vuelven a los hombres violentos.
 

Los que apacentaban vacas

Se han convertido en guerreros,

Despiadados como mambas

Cada vez con más veneno.
 

Extraviadas las miradas

Con tristeza y desconsuelo,

Los niños dan esa estampa

En el gran continente negro.

***