Versos
malditos
II
Las ideas no cierran los ojos
Que impidan ver volar a las gaviotas,
Y la piedra no se sobrecoge ante la honda.
Los planes sucumben
a las tentaciones
Como lo hace la luz ante el brillo del cristal.
¡Hay que estar borracho
Para ser un bohemio hoy día!
Pues el sueño se hace patético
Si te cruzas de brazos ante la intimidad.
Yo, una vez estuve muy cerca
De ser un animal al fruncir el ceño;
Pues hasta los ángeles pueden ser abominables,
Llegando a todas citas con retraso.
Entonces desee que alguien se atreviera a decirme
adiós.
Más la vida es un fanal de misterios permanentes
Donde el filoso cuchillo
Se zambulle en el hueso hueco
Para de forma salvaje perforar la gloria.
Ahora tengo barbas de diablo
Y cuernos de Belcebú,
¿Y quién es capaz de bendecir algo así?
Quizá se atreva el gusano
Que merodea por mi vientre,
Donde ya habitan todos los espíritus del universo,
Y las estrellas, son bombas
Que se estrellan en mi corazón gnóstico.
¡Pero vosotros huevones no leáis esto!
¡Son versos malditos!
Escritos en una noche de terrible tempestad.
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