Mi
encantadora brujita
Como un ser maléfico,
Más al entablar conversación
Me pareció una
encantadora brujita.
Graciosa, alegre, quizás algo introvertida;
Pero sin ninguna malicia.
Una brujita que deseaba ser feliz
Y dicha felicidad la buscaba
Desde paseando por la calle,
Hasta cuando tomaba una cerveza en el bar;
Pues era entonces,
Cuando su místico halo
Irradiaba con la luz de mil estrellas.
Hay brujas que simplemente pasan;
Ella en cambio, había venido para quedarse.
Tenía muchos sueños y, algunos,
Lo había conseguido a medias;
Pero era tenaz, con ideas fijas,
Se había marcado un objetivo
Y no pararía hasta conseguirlo;
Aunque para ello,
Tuviese que impresionar al diablo.
Todas las miradas estaban puestas en ella,
Ahora, tan sólo tocaba decidir
Qué camino es el que debía tomar,
Ya que los anteriores,
Volando con su escoba vieja
La habían llevado hasta los abismos
De los cuales, supo retroceder a tiempo.
Nunca pensé que podría enamorarme de una brujita,
Llamada así, en el buen sentido de la palabra,
Pues sus pociones mágicas
Consistían en ofrecer su abanico de amor,
Ya que para tal fin, era una auténtica diosa.
Quizás fueron muchos los agraciados de tal suerte;
Pero esta brujita, es como el árbol de hoja perenne
Cuyas hojas, pese a los vientos invernales
Siempre lucen con el mismo fulgor.
Estoy seguro que antes se pudrirá su tronco
A que sus hojas enamoradas
Decaigan en lozanía.
Y es que hay mujeres, y mujeres,
Auténticas brujas con verrugas en la nariz
Y fascinantes brujitas,
Que una vez que te han echado su hechizo mágico
Te es imposible olvidarla.
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