Entre dos luces
A veces, me quejo de ser feo,
Echando la culpa a esta desgracia
Que impide conquistar un rostro bello.
No tengo la culpa de que Dios,
Se equivocara con el molde de mi cara,
al no equiparme como un Apolo.
Sin embargo ¡Cuántas veces no habré visto a otros
para mi entender, más feos que un oso,
acompañados con femeninos rostros.
En verdad no pegan ni con cola;
Pero ahí están, cogidos de la mano,
o tomándose una refrescante Coca-Cola,
Sin importarles en absoluto
que piensen si son amigos o hermanos.
Los hay que parecen tísicos,
Otros, parecen globos hinchados.
Al que sobran michelines
De su cuerpo en todos lados.
A lo mejor el destino es el culpable
Uniéndolos a idea, para que los feos,
Creamos que no somos tan feos;
Y esto pasa también en las mujeres
Cuando la situación es a la inversa.
Pensamos que quizá sean tontas
O tengan un ramalazo de locura,
Es cierto que el mundo está loco;
porque todo carece de sentido,
y el mundo gira al revés
dejando a su suerte al destino
Lo que me queda bien claro es:
Que si el mundo funciona de este modo,
Es porque tendrá algún sentido que así sea,
Los hombres, no podemos poner en tela de juicio.
Las leyes naturales dictadas de antemano.
Todas las bolas del sorteo entran en juego,
Y luego, la gente se empareja
En función y el orden en que van saliendo.
Mas los sorteos se acaban
Y a estas alturas, todos sabemos ya
Que hay bolas que ningún premio tendrán
Al quedarse en el bombo queriendo salir.
Yo, debo ser una de bola encerrada,
Castigado no sé bien por qué motivos
A permanecer en un bombo enclaustrada.
Si saber si algún día habrá otro sorteo,
Quedando así, entre dos luces.
situación esta que enerva
No sé si esto será malo o bueno,
O sea siempre la bola negra,
castigada a estar siempre en la reserva.
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