Enamorada
de su pitillo
Vi unos ojos azules
Mirando a un horizonte
Que no llegaba más allá de un metro.
La muchacha, como una muñeca de porcelana rubia,
Era encantadora y del todo femenina;
Se le veía muy meticulosa en su modo de vestir;
Pero iba paseando como nube errática,
Sólo acompañada con su metro de aire.
Sacó un pitillo y colocó en los labios;
Pero parecía sentir temor a prenderlo;
Con él paseaba haciendo equilibrismos,
Sin presión alguna,
Como si en realidad, estuviese besando
Suavemente los labios de su amor soñado.
Pero seguía sin ver más allá de un metro,
Quedando su orgullo aturdido
Cuando pasé a su lado.
¿Me habrá visto?
¿Habrá descubierto mi arrobo?
Quizá su orgullo, sea un espejo
Que le hace ignorar que está siendo observada,
Por alguien que se le está comiendo las frambuesas.
Yo, debo ser un insecto florido
Al que le gusta el mundanal deleite;
Un hombre que se abre,
Pero su árbol le impide verme.
Y a pesar de sus orejas, cual blancas caracolas
No pudieron oír los latidos de mi corazón,
Ni sus ojos pudieron percibir
El Morse de mis parpadeos.
Quizás soy un hombre sin rostro
Que pretendió abordar su cielo;
Pero me ahogué en la miel de su flor.
Quizás ella, tan sólo estaba enamorada
De su largo y trémulo pitillo.
¡Oh…! ¡Qué pena!
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