El
fantasma de rostro amargo
El fantasma de rostro amargo
Vuelve a aparecer,
Junto al reloj del aire frío;
Los desalientos se apelmazan
En unas manos vacías.
Los mensajes renacen calcados,
Nada cambia,
Tragos en garrafas
Que ahogan las palabras
Quedando sólo los interrogantes
De una historia interminable.
Los conflictos quedan en pie
Y al final, se convierten en bombas de relojería,
Relojes de pesas y cadenas
Que asedian las noches
Con sus campanadas siniestras.
Como la hoja desprendida
De su árbol genealógico;
Dioses de barro con cabello oscuro;
Fantasma que camina a mi encuentro;
Más viene sin aromas,
Pues insulsos son los pétalos de la flor marchita.
Oxido de hierro que fustiga el corazón,
Cerebros débiles,
Espíritus disfrazados de oveja coja;
La gloria
está impregnada de betún
Y da la espalda a ese monstruo
Que se mueve con pestañas aladas,
Preguntas sin respuestas
En la esencia espiritual,
Flameando sobre los velos de la mañana.
Más su voz,
Se hizo
estridente a mis oídos,
El amigo perdió su fuerza
A medida que
el reloj avanza hacía su fin.
La mujer vanidosa
Encuentra la violenta corriente,
Y por ella, es arrastrada aunque pida auxilio;
Ya lo hizo ciento y una veces;
Pero los minutos de agonía
Aún viven mientras quedan segundos.
Pero esta vez,
La piedra está en el medio,
Y el sacrificio de su corazón
No será suficiente para esquivarla;
Los sueños se habían desbocado
Y fue la misma noche
Quien definitivamente
Le abrió los ojos.
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