El
ego
de
los dioses terrenales
I
Como si fuesen documentos de un archivo.
Una película,
una canción, un poema…
Aunque en un principio,
No se le
encontrase ningún sentido
Porque ni siquiera lo llegamos a comprender
Al ser nuestra mente demasiado infantil;
Pero la manzana de los sentimientos
Llega a un punto en que madura
Y la sentimos cuando por su propio peso
Nos cae sobre la cabeza.
Es entonces cuando te lleva al escenario
Donde se escenificó ese pensamiento,
O esa vivencia que el personaje experimentó.
Es entonces cuando uno se siente protagonista
Cuando esos mismos sucesos se presentan ante ti,
Convulsionando tripas y corazón
Y las emociones afloran
Como las mariposas afloran en la primavera.
Es entonces cuando las preguntas obtienen respuesta,
Posiblemente porque caminamos por veredas
Que otros hicieron antes que nosotros.
Una rodada profunda, es señal inequívoca
De que antes llovió y se formó barro;
Un barro que se hundió dejando cicatriz
Por el peso ejercido.
Ahora hay razones de peso:
Razones de por qué existe el amor,
La violencia y alambres de espinos,
Porque hay cosas acotadas a una mayoría,
Porqué no basta con nuestro sudor
Para poder comer incluso aquello que sembramos.
Seguramente porque esa cosecha
Para lo único que sirvió fue para pagar
El arrendamiento de una tierra
Que alguien heredó, no se sabe bien por qué.
Como también no se puede conseguir un amor
Cuando alguien, por su cara bonita
Dice que es su dueño desde el mismo día que nació.
Por eso están los alambres de espinos
Para recordarnos que lo que estás viendo
Ya tiene dueño o rey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario