Un
pueblo celtíbero
¡Vaya
noche más esplendorosa
Coronada
por la luna llena!
Cual llama
de mil antorchas
En medio
de un aldea celtíbera.
Mi
imaginación alada
A remotos tiempos lleva,
Transportando
una pregunta
Que es una
sopa de letras.
¿Qué
pensarían los celtíberos
Al ver
esta luna tan bella,
Iluminado
su poblado
Y el horizonte
de “Xeya”
En sus
plenilunios fugaces
Que tantas
pasiones despiertan
¿Lanzarían
vítores de júbilo
Alrededor
de una hoguera?
¿Adorarían
a sus dioses?
¿Incinerarían
a sus muertos?
¿Rogarían
por la caza
Y por
los frutos de sus huertos?
¿Qué motivaría a esta gente
A ubicarse
en La Marcuera?
Tierra
árida y agreste
Donde sólo
hay polvo y piedras.
No hay
atisbos de un arroyo,
Los manantiales
no existen.
¿Sería
un pueblo caprichoso
O aquello
una selva virgen?
Este
pueblo no era tonto,
Sin duda
sería un vergel,
Su tierra
prometida
Un Paraíso
de leche y miel.
El
transcurrir del tiempo
Desfiguró
su paisaje.
Ya en
su tiempo Homero
Preconizó
tal desastre.
Comprobó
que todo cambiaba
A un
ritmo vertiginoso,
Y como
ya la tierra empezaba
A mostrar
su tejido oxeo.
Y se
fue desvaneciendo
Poco a
poco sin saber,
Secándoseles
la hojas
Que ceñían
su laurel.
Como la
viva hoguera
Que se
consumió en cenizas,
Ahora quedan
sus vestigios
En un
erial esparcidas.
***
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