PEDIRÉ
LAS LLAVES DE TU CORAZÓN
Ya sé
que fui jarrón
que se
hizo mil pedazos,
pero
que con mimo supe recomponer.
Ya se
que fui madera
que
sintió las termitas
devorar
el vientre un triste atardecer.
Pero
las canas de mis sienes
serán
fecundas,
como
espigas maduras
en un
campo de mies.
Y los
errores pasados
sabré
enmendarlos
con
flechas de Cupido
impregnadas
de miel.
Pues
aunque vuelvas a pisotearme,
como
cruelmente lo hicieses ayer,
tendré
la moral alta
para
poder levantarme
y tu
ignorado amor reclamaré.
Ante
un nuevo desplante
resurgiré
sin rubor,
ofreciendo
las mejillas de mi cuerpo
para
obtener con júbilo
tu ansiado
amor.
Y así
un día tras otro,
yo, no
tengo la culpa,
sino
de este querer,
pues
la semilla que se sembró en Otoño
paciente
espera a la ansiada Primavera
para
florecer.
Y
volveré erguido a besar tu frente,
a
modelar tu aliento y a pintar tu voz,
y aunque
me reproches de ser un pesado
pediré
las llaves de tu corazón.
Volveré
para abrazarte
y en
tus labios fundirme,
a
saciarme de dicha y a pedirte tu amor,
para
obtener la gloria que me faltó en la vida,
olvidando
la tristeza que deparó tu adiós.
Quiero
ser la brisa que choque en tus labios,
quiero
ser el perfume de una fresca flor,
quiero
ser tu sombra para estar a tu lado
y la
onda ardiente de un rayo de sol.
Y
podrás negarme durante cien vidas,
hurgando
en la herida que engendra el rencor,
pero
mis semillas seguirán brotando
buscando
tu cielo con savia de amor.
***
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