Nuevas hordas
Han venido para quedarse
han traído a sus familiares,
por eso amigo quiero anunciarte
que dentro de poco serán
millares.
Están invadiendo hordas
extranjeras
no portan espadas para matar,
hoy se hace de otras maneras
si están bendecidas en nombre de
Alá.
¿Dónde quedó nuestro orgullo
hidalgo y noble español,
si en vistas hay un futuro
de pesadilla y traición?
Miro a mi alrededor y me
pregunto:
¿no me habré equivocado de
ciudad?
Antes las puertas estaban
abiertas
y a nadie faltaba un cacho de
pan.
A todo aquellos que los apoyan
los mandaría a un escogido lugar,
donde les fuera imposible
a mi nación querida volver a
pisar.
Algunos dirán que soy alarmista
que todas estas gentes desean la
paz,
que han llegado de un país sin
trabajo
pues todas sus riquezas son de
la Casa Real.
Por eso yo os digo, si tanta falta les hace,
¿por qué no se lo dicen a su
Insigne Majestad?
Estamos invadidos, no hay más
que verlo,
allá por donde mires verás a un musulmán,
ellas están cubiertas por
vistosos pañuelos
y ellos con chilaba portando EL
Corán.
Luego hablaremos de España
sólo por lo que un día fue,
porque el presente no engaña
no hay gloria…Ni honor…Ni fe.
Pero brindemos amigos.
Brindemos por la suprema
estupidez
y por las hojas de menta
que condimentan su té.
Brindemos todos, brindemos,
brindemos si todos tenéis a bien.
Y la luna de plata se apoderó
del río
y en sus cálidas aguas no me
pude bañar,
siempre lo había hecho hasta el
estío;
pero ahora tiene dueño, alguien logró comprar.
Se les propuso comprar el río y
lo vendieron
¿podrán comprar otro día también
el cielo?
Pero que siga la fiesta y
brindemos amigos
aunque ya no tengamos nada que
celebrar,
pues el sol se ha eclipsado por
la luna de plata
y ahora en España reina la
eterna oscuridad.
Ya sólo se habla de España por
lo que fue
porque el presente no engaña.
No hay gloria… Ni honor… Ni fe.
Pero brindemos amigos
“por nuestra estupidez”
y por las hojas de menta
que condimentan su té.
Y para aquellos que piensan
que nada pasa,
que se lleven su religión
para su casa.
Nos están invadiendo
porque de buenos somos tontos,
y ya todo parece darnos igual;
pero aún quedamos unos pocos
que tachan de racistas
por defender la libertad.
Nací en un país libre
y libre doy mi opinión,
que no quiero que se humille
a mi bendita nación.
Y para aquellos que piensan
que nada pasa,
que se lleven su religión
para su casa.
Pero brindemos amigos
“por la suprema estupidez”
y por las hojas de menta
que condimentan su té.
Ya sólo se habla de España
por lo que un día fue,
porque el presente no engaña.
No hay gloria… Ni honor… Ni fe.
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