¿POR QUÉ DIFUNDISTE
MI SECRETO?
Te dije que me guardaras el secreto,
que debería de quedar entre tú y yo,
que no debería enterarse ni el viento
porque el viento extendería sin remisión.
Cuando el secreto es inconfesable,
cuando el secreto es íntimo del corazón,
el secreto no lo debe saber nadie
porque entonces se convierte en humillación.
Ya sabías que aquel hijo no era tuyo.
Dijiste que lo querrías con inusitado amor,
que te tragarías todo tu orgullo
y que lo defenderías con honor.
Ya ese juramento se ha perdido
tras el paso de dos años de pasión,
y ahora otra rosa ha florecido,
y ahora a otra rosa das tu amor.
La excusa tonta que pusiste
entonces
para conseguir nuestra separación,
fue que corría savia de otro hombre,
por las venas de aquella inocente flor.
Me has dejado totalmente abatida
con un nudo en la garganta e indefensión.
¡Pero qué cruel se presenta la vida
cuando se empañan sus cristales de dolor!
¡Dolor..., dolor..., solamente dolor!
¡Pero qué bajo has caído con tu traición!
¡Qué crueles son los secretos del alma
cuando dañan a un retoño querido!
Pero el tiempo hará retoñar la
esperanza
como árbol al que con el hacha se ha herido.
Pero no sufro por mi, ni por mi carne,
ni tampoco por el que ahora dirán,
sufro por el hijo de mi misma sangre
Ahora junto a él me iré a otro sitio
donde tu espina pueda un día quitar,
pues ya tienes a otra rosa florecida
para poderla tranquilamente deshojar.
* * *
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