sábado, 22 de diciembre de 2018

Aquel día


AQUEL DÍA

 

Era una mañana de lluvia azul,

fría, sobrecogedora.

El sol deshilachado por el trueno turbulento

yacía herido por el ventisquero lenguaje del océano,

desmoronando los capiteles escarlatas de la aurora.

La rosa de pétalos de arcilla y estambres aguerridos

navegaba por las arterias fluviales de la ciudad,

mientras un viento con mano de cilicio

empuñaba el estandarte de brillo ensangrentado.

Un perro con fauces  iracundas

digería el  hueso humano de la conciencia.

En tanto que el sol
recogía el carnaval tenebroso de la geografía

con su guadaña salobre,

degollando minotauros criollos

en la ciudad fermentada por su rocío de esperma.

* * *

 

 

 

 

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