lunes, 31 de diciembre de 2018

Isabel

Isabel



 

Tú, eres la blanca flor que aviva el alma,

La que los áureos rayos languidece,

Eres tú, la que se lleva la palma

Cuando sumido en sueños te apareces. 
 

Eres tú, mi ninfa. Eres mi dríada.

La náyade que siempre me enloqueces,

Cuando atisbo el fulgor de tu mirada

Plateada cual escamas de los peces. 
 

Eres tú, esa  magnánima escultura

Tantas veces en mi mente cincelada

Logrando tu virginal hermosura. 
 

Tú, serás mi bandera enarbolada,

Tú, mi bajel de esbelta arboladura,

Tú, mi aquilón de amor en la alborada.

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