Reflexiones a la hora del alba
Numerosas son las cátedras universitarias
pero pocos son los maestros sabios y nobles,
Numerosas y grandes son las aulas;
Pero mucho menos los talentos jóvenes.
Numerosos son los objetos de la naturaleza;
Pero pocos son los productos escogidos.
Y sabiéndolo, ¿Por qué nos quejamos entonces?
Si cada individuo constituye un rasgo
distintivo.
Alabo al hombre que pasa por la vida
Siempre ayudando con su servicio al prójimo,
Ajeno a toda agresividad y resentimiento,
Siendo optimista con sus sueños ilusorios.
La primacía de los tontos es insuperable
Y está garantizada con ellos para siempre,
Su incoherencia alivia el temor de su despotismo,
De este material están hechos buena parte
Los Mesías de los pueblos y los caudillos.
La risa de los dioses hace naufragar
A quienes se intentan proclamar como juez.
¿Por qué nos quejamos entonces pues
Si esta ruleta no cesará de girar?
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