¡Sálvame, oh santa verdad!
Del Satán de trampas y ardides
¡Sálvame, oh santa verdad!
No consientas que suspire
En paraísos de ilusión falaz.
Que redoblen tambores de victoria
Y gima el cimiento astral,
Con los hálitos sublimes de tu gloria
En crisoles de albores de cristal.
Que los inflamados oropeles se desquicien
Y consigan cual otoño trémular,
Ante humeantes fajinas que reviste
La flamígera aurora boreal.
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