El
caballero andante
“soneto”
Oh paloma torcaz de raudo vuelo,
Consigo llevas tu espíritu errante
De legendario caballero andante
Que soñó con acariciar el cielo.
Una Dulcinea fue su consuelo
Con su mirar ardiente y penetrante,
A la que aquilató como un diamante
Y deseó con torrencial anhelo.
Porque era la más bella y la más pura,
Tranquila como el agua remansada
En el lago de las mil maravillas.
Se movía con gran desenvoltura,
En el arte de amar ilimitada
Como es el mar, el cielo y sus
orillas.
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