El poema que escribí para mí
Infatigable
luchador,
Espíritu
bohemio,
Estrella
errante
De
estelar sueño.
Con
lucha anónima,
En
mudo secreto,
Estás
en la sombra
¡Tú,
Manuel Guerrero!
Acaricias
la aurora,
Susurras
al viento,
A
las nubes adoras
Y
bendices el cielo.
La
puerta que hallaste
De
telúrico velo,
Tiñó
tu semblante
Y
trocó tu cerebro.
El
amor sublime
Que
experimentas,
A
tu ideal insigne
Voraz
alimenta.
Exprimes
tus células,
Estrujas
tu miedo,
Y
en tumbadas letras
Las
plasmas en versos.
La
falsa parodia,
El
oscuro enredo,
La
vida azarosa,
El
poder e ingenio.
Intentas
con ello
Plasmar
con amor,
Cual
buen cristalero
Da
al vidrio color.
Y
lo haces bello
Para
aliviar las penas,
O
los desconsuelos
De
los que te rodean.
Ante
la injusticia
Siempre
te proclamas,
Aunque
sea con tinta
En
cuartillas blancas.
Hombre
adelantado
De
la vida ufana,
Llevando
a diario
Tu
singular cruzada.
Quizá
algún día
Tu
esfuerzo y tesón,
Vean
la recta vía
De
la admiración.
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