lunes, 15 de abril de 2019

La ermita


La ermita

 

Afloran en las tejas

Por los mohosos líquenes,

Verde-amarillas lepras

Luciendo cual candiles.

En la ermita remota

Que desplomó sus ábsides,

Ya muchas están rotas

Y algunas con hollines.

Templo relegado al culto

Cuando reinaban los condes,

Y ahora sólo están tus muros

Delirando en la hecatombe.

¡Cuántas misas! ¡Cuántos rezos!

¡Cuántas plegarias divinas!

Realizaron en tu templo

Y ahora, en ti sólo hay desidia.

Dunas de estiércol y orines

Cubren todos los rincones,

Pues de redil le serviste

 A algún ganadero innoble.

Allí te dejó su rastro

Y ya no volvió a limpiarte,

Por más que se queje el grajo

Y el viento aúlle pesares.

Ni la paloma bravía

Que hizo morada en tus huecos,

Se libra de la cetrería

De furtivos domingueros.

¡Y es que no respetan nada!

Ni siquiera tu silencio,

Ni a tu alma devorada

Por los trajines del tiempo.

 

 

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