¡Qué ingenuo!
Umbral
que acaricias sombras
De
las noches a la fresca,
Tú
conocedor de historias
De
las contadas por viejas.
De
chico en ti me sentaba
A
contemplar las estrellas,
Y
me esforzaba en contarlas,
Más
siempre perdía la cuenta.
Cuando
una estrella fugaz
Surcaba
entonces el cielo,
Las
dejaba de admirar
Para
pedirle un deseo.
Una
vez cerré los ojos
Y
le pedí un mundo nuevo,
Para
extirpar todo el odio,
La
envidia y el desenfreno.
“Al
poco se iniciaba la Guerra del Vietnam.”
Está
claro que era un niño muy ingenuo;
Pues
entonces vi con radiante claridad
Que este mundo nunca tendrá arreglo.
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