¡Qué
lamentable es hoy y siempre
El
tener que concursar en poesía!
A
someterte al dictamen de unos jueces
Para
que tus versos se publiquen algún día.
Es
un sacrilegio además de un error;
¿Por qué quién tiene el poder de juzgar
Un
sentimiento que salió del corazón?
¿Quién
es capaz de sopesar una lágrima?
¿Una pena, una alegría o una traición?
Porque
esos versos forman parte de tu vida;
Son
hijos engendrados en la imaginación,
Y
como tales hijos si los rechazan
Te
rechazan a ti mismo y tu ilusión.
Si
Dios el Todopoderoso, es bueno,
También
los versos buenos son,
Porque
para mí, bueno es aquello
Que
se hace o relata con amor.
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