En Las Bardenas Reales
En Las Bardenas Reales, Parque Natural, declarado patrimonio de la Humanidad, con una extensión de 400 kilómetros cuadrados, y que están próximas a la ciudad
de Tudela y Ejea de los Caballeros. Pues en esos montes, ahora
casi pelados por el cierzo y la lluvia, dándole un aspecto de pertenecer a un
valle de la luna o algún otro planeta remoto, refugio de aves rapaces y el gato montés, y por tanto, lugar fantástico para arqueólogos, geólogos y científicos, allá por el 1.460, aquellos
montes se encontraban erizados de robustos pinos y gigantescas rocas. Y entre aquella vegetación
era guarida de ladrones y bandoleros.
Y entre todos ellos, destacaba un demonio vivo, llamado Sancho de Rota, apodado "Sanchicorrota" celebre entre los bandidos que en esos momentos infestaban las Bárdenas. Este eclipsaba a sus antecesores por la muchedumbre y descomunal arrojo y afortunada temeridad. Por lo visto destacaba por su gran corpulencia, era muy forzudo, y siempre estaba dispuesto a las disputas acompañado siempre de una sonrisa socarrona, la cual, se perdía entre sus enormes bigotes.
Era el Robín Hood bardenero. Robaba a los ricos para repartirlo entre los más desfavorecidos de la región, asaltando a todo el que pasaba por sus caminos.
Tenía un carácter frío y despiadado. Tanto es así que, mandó construir una cueva donde se escondía a unos vecinos, y cuando estos concluyeron su trabajo, Sanchicorrota, los asesinó para asegurarse de que nadie sabría ni sería capaz de encontrar jamás su guarida.
Durante bastante tiempo consiguió burlar a la guardia del rey Juan II de Aragón, y volvió loco a todos los que se encargaban de apresarle, hasta que harto de sus fechorías, el rey mandó a todo un ejército en su búsqueda y captura. Cuando Sanchicorrota se vio acorralado, se quitó la vida con un puñal y su cadáver fue exhibido por varios pueblos limítrofes a las Bardenas, como trofeo. Y terminó colgado en una horca en el centro de la ciudad de Tudela.
Y entre todos ellos, destacaba un demonio vivo, llamado Sancho de Rota, apodado "Sanchicorrota" celebre entre los bandidos que en esos momentos infestaban las Bárdenas. Este eclipsaba a sus antecesores por la muchedumbre y descomunal arrojo y afortunada temeridad. Por lo visto destacaba por su gran corpulencia, era muy forzudo, y siempre estaba dispuesto a las disputas acompañado siempre de una sonrisa socarrona, la cual, se perdía entre sus enormes bigotes.
Era el Robín Hood bardenero. Robaba a los ricos para repartirlo entre los más desfavorecidos de la región, asaltando a todo el que pasaba por sus caminos.
Tenía un carácter frío y despiadado. Tanto es así que, mandó construir una cueva donde se escondía a unos vecinos, y cuando estos concluyeron su trabajo, Sanchicorrota, los asesinó para asegurarse de que nadie sabría ni sería capaz de encontrar jamás su guarida.
Durante bastante tiempo consiguió burlar a la guardia del rey Juan II de Aragón, y volvió loco a todos los que se encargaban de apresarle, hasta que harto de sus fechorías, el rey mandó a todo un ejército en su búsqueda y captura. Cuando Sanchicorrota se vio acorralado, se quitó la vida con un puñal y su cadáver fue exhibido por varios pueblos limítrofes a las Bardenas, como trofeo. Y terminó colgado en una horca en el centro de la ciudad de Tudela.
Aunque curiosamente, aquel Goliat De las montañas, un
día de finales de octubre de 1.460, fue vencido por un David de la
ribera, de una forma muy parecida a la historia que todo el mundo conoce de esos
personajes bíblicos. Y por tanto, quitó así su liderazgo.
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