miércoles, 6 de agosto de 2025

La diosa del rodeo

 


La diosa del rodeo


¡Hola...! ¡Hola... ¿ Me oís..? 

¿Me oís bien?

-Amigos, os presento a la inigualable,

 a la magistral, a  la todopoderosa, 

y  por siempre del rodeo diosa,

¡Virginia Hayward!

reconocible por la virginal escultura

 de su bello cuerpo,

 Camisa roja atada a su cintura,

Chaleco negro de cuero.

Y coronando la seda de sus rubios cabellos,

un sombrero de ala ancha

 de terciopelo .

Nunca ...nunca...como ahora, ella amó, 

por eso.... hoy os invita a contemplar su flor,

surgida en el interior de su corazón tejano

y por eso, florecerá siempre soberano.

El sombrero, se lo regaló un  cowboy,

que de ella se enamoró el mismo día que la vio ,

al recibir los elixires

 y fragancias de su inigualable flor.

¡Hola...! ¡Hola...! ¿Me oís bien?

ella, hoy  está aquí para compartir su amor con vosotros

¿Supongo que os parecerá bien, no?

 Veo que el público se emociona 

pues en lo alto del escenario

 es toda una campeona.

A todos aquí presentes os dirá que os amo.

¿Quién de vosotros tendrá la suerte

de subir con ella al escenario?

¿Quién será el siguiente de este rodeo 

capaz de  domar al toro bravo?

Ya imagino que todos lo deseáis

-Quiero deciros que, alguna vez

hasta yo pensé subirme  

a lomos de su caballo indómito;

Pero ahora, ese caballo indómito

permanece a la sombra de los establos 

protegiéndose de los intrépidos cowboys

 que dirigen los ranchos

con  sus ardientes  y fogosos rayos.

Pues no sólo ambicionan, su melena rubia 

 sino que ambicionan toda ella.,

porque ella, es la más radiante estrella.

Merece la pena domesticar  esta potra, 

os lo aseguro que hasta Dios, mismo 

pretende, ser guía de su futuro.

Pero ella, ahora está a la sombra

¡gritando que sí...¡

¡que tú puedes...¡

¡Vente conmigo y lo comprobarás!

Todos queremos estar a tu lado

y  tener un sitio por ti elegido,

donde se ofrece el  amor como castigo,

Porque el amor...

 es lo mejor que nos dio Dios,

y sin lugar a dudas su mejor  invento

y quien piense lo contrario

que se aplique el cuento.

¡Ahora....! ¡Ahora...! ¡Dime que soy yo!

Por eso hoy estoy aquí,

para contemplar su belleza de primera mano,

belleza que otorgo Dios...

y que la diosa del rodeo,

 a todos vosotros ofrece

con su calor humano.

Hoy el viento silba, y se extiende

 por la verde y extensa pradera

Dulcemente silba  para los dos...

 dulcemente silba para los dos...

porque la diosa del rodeo...

porque la diosa del rodeo...

Virginia Hayward,

a nadie ha de decir que no.

 Virginia, arroja al viento su sombrero

y lanza con sus manos soplados unos besos

 llegarán a mí y a todos, 

y seguramente...

hasta el mismo cielo.


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