La diosa del rodeo
¡Hola...! ¡Hola... ¿ Me oís..?
¿Me oís bien?
-Amigos, os presento a la inigualable,
a la magistral, a la todopoderosa,
y por siempre del rodeo diosa,
¡Virginia Hayward!
reconocible por la virginal escultura
de su bello cuerpo,
Camisa roja atada a su cintura,
Chaleco negro de cuero.
Y coronando la seda de sus rubios cabellos,
un sombrero de ala ancha
de terciopelo .
Nunca ...nunca...como ahora, ella amó,
por eso.... hoy os invita a contemplar su flor,
surgida en el interior de su corazón tejano
y por eso, florecerá siempre soberano.
El sombrero, se lo regaló un cowboy,
que de ella se enamoró el mismo día que la vio ,
al recibir los elixires
y fragancias de su inigualable flor.
¡Hola...! ¡Hola...! ¿Me oís bien?
ella, hoy está aquí para compartir su amor con vosotros
¿Supongo que os parecerá bien, no?
Veo que el público se emociona
pues en lo alto del escenario
es toda una campeona.
A todos aquí presentes os dirá que os amo.
¿Quién de vosotros tendrá la suerte
de subir con ella al escenario?
¿Quién será el siguiente de este rodeo
capaz de domar al toro bravo?
Ya imagino que todos lo deseáis
-Quiero deciros que, alguna vez
hasta yo pensé subirme
a lomos de su caballo indómito;
Pero ahora, ese caballo indómito
permanece a la sombra de los establos
protegiéndose de los intrépidos cowboys
que dirigen los ranchos
con sus ardientes y fogosos rayos.
Pues no sólo ambicionan, su melena rubia
sino que ambicionan toda ella.,
porque ella, es la más radiante estrella.
Merece la pena domesticar esta potra,
os lo aseguro que hasta Dios, mismo
pretende, ser guía de su futuro.
Pero ella, ahora está a la sombra
¡gritando que sí...¡
¡que tú puedes...¡
¡Vente conmigo y lo comprobarás!
Todos queremos estar a tu lado
y tener un sitio por ti elegido,
donde se ofrece el amor como castigo,
Porque el amor...
es lo mejor que nos dio Dios,
y sin lugar a dudas su mejor invento
y quien piense lo contrario
que se aplique el cuento.
¡Ahora....! ¡Ahora...! ¡Dime que soy yo!
Por eso hoy estoy aquí,
para contemplar su belleza de primera mano,
belleza que otorgo Dios...
y que la diosa del rodeo,
a todos vosotros ofrece
con su calor humano.
Hoy el viento silba, y se extiende
por la verde y extensa pradera
Dulcemente silba para los dos...
dulcemente silba para los dos...
porque la diosa del rodeo...
porque la diosa del rodeo...
Virginia Hayward,
a nadie ha de decir que no.
Virginia, arroja al viento su sombrero
y lanza con sus manos soplados unos besos
llegarán a mí y a todos,
y seguramente...
hasta el mismo cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario