En las calles de esta ciudad
En las calles asfaltadas
de esta populosa ciudad,
dos amores de la infancia
hoy se vuelven a juntar.
Desean olvidar la maldición
de esa horrible tempestad,
que supone cortar una relación
que en principio era inmortal.
Fue en estas calles atestadas
de coches y luces de neón,
donde se desecharán las parias
de un mal cimentado amor.
Hoy, te invito en el mismo bar
en el que solíamos quedar,
para tomarnos un café
o lo que ahora suelas tomar.
Pues ello, será suficiente
para que nuestros corazones
firmen fructífera paz.
Ella nos dará luz y oxígeno
en el ilusionante despertar,
para respirar y poder sentir
la armonía de su luz celestial.
Farol que se yergue altivo
en los acantilados del mar,
para que ningún bajel enamorado
vuelva en sus aguas a naufragar.
Desde ya, tenemos el control,
para guiar en línea recta,
la flecha del sincero amor.
Pues hasta hace bien poco,
mis ojos estaban ciegos,
al no saber comprender
las distancias de unos egos,
que antes congeniaban bien.
Ya he arrojado las gafas
con lentes de estupidez,
y al palo blanco que tentaba
para asegurar si mis pies,
se hallaban al borde del abismó
donde ya una vez, llegué a caer.
A partir de este momento,
vestiré de riguroso blanco,
y colocaré el sombrero de Panamá,
pues esa será la bonita señal
de que los dos hemos firmado
La tan deseada paz.
No hace falta ir con testigos,
ni portar sagrada cruz,
bastará con la tinta de tus ojos
emanadas de ese mar
que en los ojos tienes tú.
¡Paz...! Paz..!
¡Que viva la paz y la libertad!
Para así habitar un mundo
de Gloria y felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario