Tsunami
de un poema de amor
II
Las miradas de acero te hacen temblar,
Pues la naturaleza de la sexualidad
Son moléculas del engañoso guiño
Donde la carne, encuentra su abismo.
Mientras, se airean las sábanas
Dando paso al escenario de la anécdota virtual,
Tal como el
zureo de las piedras del río,
Tras encontrar el otoño en el musgo que se esconde
En la inocencia de la mariposa.
El poema, es una puerta que se abre y cierra,
Moneda de cambio de un sarcófago
Cuyo interior está lleno de muñecas inútiles;
Y en el oropel de sus encajes
Se halla el pecado
Que rompe los moldes de la existencia
Aceptando la amable curiosidad cotidiana de este
planeta.
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