Tsunami
de un poema de amor
III
El verso, es el
sueño que se sirve
En bandeja de
plata,
Independientemente de cuál sea el credo,
Estatus, idioma,
o dialecto;
En el verso, todos los vientos del mundo se detienen,
Pasando por
alto al zombi iluminado
Por la lágrima vidriosa;
Flor que empieza a desgranar su imperio al amparo de la noche.
Miro caras, y encuentro caras rebosantes de belleza;
Pero aunque sean bellas,
Las dejo que se marchen de mis retinas;
Pues un sentimiento anclado en el cerebro
Ocupa la extensión de un desierto.
¡Querría hacerlo!¡Puedo hacerlo!
Pero quizá, no encuentre la palabra amable,
Y temo que mi
aliento se transforme en plomo
Impidiendo ver su alegre vuelo.
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