Cuando
yo no existía
II
Mi corazón fue arrancado de cuajo
Y con sus alas de incertidumbre, voló hasta tu
pecho.
Contigo encontré los deseos furtivos
Y el pedernal con el que poder iniciar un fuego.
Fui en busca de una mente triunfal coronada de rubíes
Generadora de nebulosas de ilusión y fantasía,
Hasta convertir el abominable paisaje de mi vida
Nutrida con la nostalgia y vientos de oprobio,
En el vergel donde florecen las estaciones.
Mas la grácil alquimia de tu rostro
Hizo florecer los ecos de la voz de la natura
Donde la alfarería de los pájaros
Hacen crecer los ardores de la primavera.
Con ella se respira el placer y se mastica la
lujuria
Quedando la muerte tan retirada de mis ojos
Que la razón, no acertaba a distinguir
El tiempo que pasa y el tiempo que queda;
Pues la primavera, adereza los nardos de tu cuerpo,
Cuya inmortal sinfonía es la Rabel
Que dibuja un mundo de soles y delicias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario