Libre
de los muros humanos
I
Cuando duermo, no elijo mis sueños,
Estos aparecen de improviso,
Y con su sombra, dicta sus caprichosas leyes.
¿Cómo se puede desmoronar una montaña
Con la única herramienta de tus manos?
¿Cómo se puede vaciar un mar
Con la horadada concha de una
almeja?
Son cosas imposibles; pero lo intentas;
Sudas, sientes escalofríos y fatiga;
Lo sorprendente es que pese a ello,
Allí estoy esperando ese milagro
De ver un mundo que llora buscando el alma,
Para combatir el peso del fracaso;
Pero a veces, con la palma apretada
Crees sujetar al sol,
Como si mis dedos perteneciesen a algún Dios
piadoso.
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